El local es muy pequeño, pero muy apañadito, y con un montón de detalles: su banquito con flores en la entrada, su pintura decapada... de esos que, desde que los ves por fuera, ya te invitan a entrar.
En su interior y presidiendo, una mesa central para 10 comensales.
Además de dos mesitas dobles...
...una de ellas, con apertura al exterior, que cuando hace buen tiempo es un gusto, aunque casi siempre haya un coche aparcado delante (deberían poner un vado).
Y por último, una barra para no más de siete personas, donde te puedes tomar un café contigo misma.
Así que siempre conviene llamar antes de ir, para reservar, más si sois varios.
En la carta, como no podría ser de otra forma, todo natural, casero y ecológico (con el permiso del Sr. Mulet).
Para desayunar (abren a las 9 h de lunes a viernes y los sábados, a las 10,30 h.), pan de centeno, candeal o payés de leña con aceites varios o mermeladas caseras, yogur con muesli, tostadas con rúcula, hummus, queso, sándwiches, revueltos, tartaletas caseras..etc.
La carta de comidas tiene, además de entrantes y principales, tres grandes bloques: ensaladas, vegetales y granos, que se pueden combinar entre sí. El precio medio (un principal más dos platos a elegir entre ensaladas, grano o vegetales) son 9,50 €. Los postres, 5 €.
Cierran a las 6, por lo que olvídate de ir a cenar, y también los domingos, aunque reservan el local para comidas y cenas privadas. Además, tienen servicio de catering.
Ahora, sólo me queda probarlo, ¿verdad que apetece?
